Las emisiones mundiales de CO₂ alcanzan un nivel récord a pesar de los esfuerzos de descarbonización

0
30

A pesar de los crecientes esfuerzos mundiales para descarbonizar los sistemas energéticos, se prevé que las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) de los combustibles fósiles alcancen un nuevo récord de 38.100 millones de toneladas en 2025, un aumento del 1,1% en comparación con el año anterior. Este hallazgo proviene del Presupuesto Global de Carbono 2025, un informe completo publicado anualmente por un equipo internacional de más de 130 científicos e investigadores.

Si bien el informe reconoce los avances logrados en la reducción de emisiones en algunos países (particularmente a través del crecimiento de la energía renovable y políticas ambientales más estrictas), estos avances son insuficientes para contrarrestar el aumento persistente de la demanda mundial de energía. China, por ejemplo, sigue viendo aumentar sus emisiones, aunque a un ritmo más lento que en los últimos años debido al auge del sector de las energías renovables junto con un crecimiento económico moderado. Las emisiones de la India también crecieron, pero a un ritmo más lento en comparación con las tendencias históricas, impulsadas por factores como una temporada temprana de monzones y menores demandas de refrigeración.

El informe destaca el papel crucial del cambio de uso de la tierra en esta compleja ecuación. Aunque las emisiones proyectadas por la deforestación se han reducido a 4.100 millones de toneladas en 2025, lo que marca un resultado positivo para las políticas ambientales destinadas a frenar la deforestación, particularmente en la región del Amazonas, el cambio climático en sí está disminuyendo la capacidad de los ecosistemas naturales (océanos y bosques) para absorber CO₂ de la atmósfera.

“El cambio climático está reduciendo ahora los sumideros terrestres y oceánicos combinados, una señal clara de la Tierra de que necesitamos reducir drásticamente las emisiones”, explica el profesor Pierre Friedlingstein, autor principal del estudio del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter.

Este efecto debilitante del “sumidero de carbono” ha sido cuantificado en el informe: representa aproximadamente el 8% del aumento en la concentración de CO₂ atmosférico desde 1960. El impacto combinado del aumento de las emisiones de combustibles fósiles y el debilitamiento de los mecanismos naturales de absorción de carbono pinta un panorama sombrío.

Con el retroceso del patrón climático de El Niño de 2023-2024, la capacidad de la tierra para absorber CO₂ se ha recuperado parcialmente, pero este respiro temporal hace poco para compensar la tendencia subyacente. El informe subraya que el presupuesto de carbono restante para mantener el calentamiento global dentro del umbral crítico de 1,5°C está “prácticamente agotado”. Con los niveles de emisión actuales, los científicos estiman que esta reserva crucial de 170 mil millones de toneladas de CO₂ se agotará antes de 2030.

Un llamado a la acción urgente:

Los sombríos hallazgos del Presupuesto Global de Carbono subrayan una realidad aleccionadora: el mundo está mal encaminado en su lucha contra el cambio climático. Si bien se han logrado avances en ciertas áreas, los esfuerzos globales de descarbonización siguen siendo insuficientes para enfrentar la urgencia de la situación. Los expertos enfatizan que es imperativa una acción inmediata y decisiva si queremos evitar las peores consecuencias de un calentamiento desenfrenado.

“Han pasado 10 años desde que se negoció el Acuerdo de París y, a pesar de los avances en muchos frentes, las emisiones fósiles de CO2 continúan aumentando incesantemente. El cambio climático y la variabilidad también están teniendo un efecto perceptible en nuestros sumideros climáticos naturales”, afirma Glen Peters, investigador principal del Centro CICERO para la Investigación Climática Internacional, enfatizando la necesidad de intensificar la acción global.

El informe concluye con un llamado urgente a priorizar soluciones energéticas sostenibles y políticas ambientales sólidas en todo el mundo. La ventana para una mitigación significativa se está cerrando rápidamente, lo que exige esfuerzos inmediatos y concertados por parte de gobiernos, industrias e individuos por igual.